Generalmente, comenzamos a freelancear sin diseñar un negocio. Captamos a nuestros primeros clientes y les ofrecemos un compilado de cosas que sabemos hacer. ¡Y eso está bien! Porque no hay nada más importante que empezar.
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Pero, con el tiempo, aparecen los problemas: la agenda se desordena, nos abruma la cantidad y la diversidad de tareas que tenemos que concretar, no sabemos cómo fijar precios y sentimos que trabajamos sin parar.
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Obvio que a mí me pasó todo eso y más. Después de unos cuantos #PozosFreelance, decidí buscarle la vuelta y ponerme a crear un negocio de verdad.

Esto implica saber con mucha claridad a quién ayudo, qué ofrezco, qué me diferencia de los demás. Y trasladarlo a servicios específicos que me permitan saber qué tengo que vender y a qué precio para pagarme el sueldo que quiero y tener rentabilidad.
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También se trata de ordenar y estandarizar, dejando de hacer de todo un poco para tener procesos predecibles, para repetir y optimizar.
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Me llevó dos años – con mucha formación y bellas personas en el medio – darle forma a holasiri. ¡Y todavía me queda tanto por mejorar! En el camino me di cuenta de que lo que hice puede ayudar a otros que estén en mi lugar. Así que quiero compartirlo y por eso…